Una palabra evidente
Conocí a Shantidas en 1953. Por aquel entonces se había instalado una comunidad, después de la de Tournier en Charente, en la granja del pequeño Pierre Dure y también en el Moulin du Verger, en las cercanías (donde se ha fabricado durante muchos años el papel de las Noticias del Arca), cerca de Angoulême, donde residía mi familia.
Mis padres eran fervientes admiradores de su pensamiento, y recuerdo con gozo las fiestas siempre alegres en Pierre Dure, a Shantidas sentado sobre la hierba en medio de las rocas de este valle, rodeado de todos los que habían venido a escucharle, atentos a esta palabra evidente, tranquila, nunca sentenciosa, ¡a menudo divertida! Shantidas era impresionante por su porte, su talla, sus aires de príncipe. Pero no era para nada intimidante: amaba reír y hacer reír, amaba que cundiese la alegría en torno suyo… al igual que Chanterelle, tan alegre, chispeante, ¡tan cálida con todos!
Lo que ocurre es que yo era una adolescente por entonces y, evidentemente, me alejé de las preferencias de mis padres.
Es ahora, en estos tiempos tan convulsos, que me acuerdo de él, ayudada en esto por el hecho de haber hallado los ejemplares de las Noticias de 1952 a 1978. Me han vuelto todos los recuerdos. El rostro de cada uno de los compañeros que conocí, los niños… ¡Sin duda tardaríamos un poco en poder reconocernos!
En todo caso, el molino sigue funcionando. Los lugares siguen habitados por una vida intensa. Y en cuanto a mí (que vivo en un lugar llamado l’Arche…), trataré de organizar un encuentro, ¡ya os avisaré!