¿Sois la que estábamos esperando?
Mi madrina me hablaba a menudo del Arca, de los Amigos también, y he leído todos los libros de Shantidas. Sus ideas resonaban mucho dentro de mí. Fue así como, en ocasión de una visita de Jean-Pierre Lanvin, supe que Chanterelle, de regreso de Inglaterra con Shantidas, iba encontrarse ante una afluencia de trabajo en el secretariado. Me vino la idea de proponerle mi ayuda.
Shantidas me esperaba en la estación de Cabrils: “¿sois la que estábamos esperando?”, me dijo, y después, tomando mi maleta, me llevó a su casa. Chanterelle me recibió con un té y lemon curd, una especialidad inglesa. Todo me pareció delicioso.
Me gustaba mucho Chanterelle. Era agradable, vivaz, espontánea, mostraba fácilmente su pensamiento. Shantidas impresionaba más. También trabajé para él; me releía su manuscrito para asegurarse de que lo había comprendido todo bien antes de ir a pasarlo a máquina. Fue en el Arca donde me encontré también con mi marido Francis que había crecido en ella.