Ni doctrinario, ni moralista
Estaba enfermo y yo era médico. Me llamó y le propuse una toma de antibióticos. Entre ellos dos, Shantidas y Chanterelle, hubo una larga discusión: ¿tomarlos o no?
Tenía sin embargo 40 de fiebre y se había puesto aquella misma mañana bajo una cascada... pero tanto él como ella, insistían en no suprimir estas duchas frías de las que tenía costumbre.
¡Lamentaba que no hubiese una medicina no-violenta! Esta afirmación me parecía absurda. Sin embargo, mucho tiempo después, cuando descubrí la homeopatía, tuve la sensación de encontrarme con tal medicina, la cual, por cierto, contribuí a introducir en el Arca.