Era un hombre sencillo
Charles y yo hemos crecido en el mismo pueblo. Mis padres eran comerciantes y los de Charles servían en un castillo: él como chófer, y ella de cocinera. Cuando dejaron el castillo se convirtieron en nuestros vecinos. Es cuando nos casamos, y seguíamos trabajando en los mercados con los padres.
Un día Charles vio un cartel que anunciaba la venida a Nantes de Lanza del Vasto para dar una conferencia; había leído la Peregrinación a las fuentes y tenía gran curiosidad por conocer al autor. ¡Fue el flechazo! Para Charles, todo lo que decía Shantidas sobre la no-violencia era evidente. Deseaba entrar de inmediato en la comunidad, mas no fue posible porque la comunidad no estaba preparada para recibir familias por aquel entonces. Así que ingresamos en ella mucho más tarde, una vez criados nuestros hijos.
En aquella charla, ¡Shantidas me pareció magnífico! Me habían dicho que era un intelectual y temía no comprender, yo que dejé el colegio con once años. En realidad, su discurso era muy claro. Enseguida me sedujo y le dije a Charles: “es la verdad”.
Al año siguiente le invitamos a casa. El encuentro fue estupendo. Así que constituimos un grupo de amigos en Nantes. Charles era más instruido que yo pues llegó hasta el bachillerato en el seminario menor, pero en verdad Shantidas me pareció siempre sencillo. Y además, ¡siempre me han gustado más los que saben estar que los que se dejan caer!