¡Ah, qué estilo, qué aliento!

No he conocido este hombre más que a través de sus escritos y por el testimonio de aquellos que Fortuna hizo que cruzasen con él su camino. Conocí primero la Peregrinación a las fuentes: ¡ah, qué estilo, qué aliento! Cada frase y todas sus palabras están como talladas al buril; y es el relato de un hombre honesto.

Luego, leí sus poemas, los de la Cifra de las cosas; y hallé un maestro en el arte que yo misma practico. Más tarde, descubrí el Elogio de la vida simple, cuyos preceptos y principios han grabado en mí su eco. Después, sus pinturas y sus esculturas, cuyas líneas altas y verticales parecen estirar hasta el cielo la nobleza de sus temas.

Y ahora, por la gracia de vuestro trabajo, oigo por primera vez la música que compuso. ¡Hay aquí verdaderas joyas! Escribo estas palabras y la melodía simple, humana y antigua del canto “Ah oui vraiment qu'il est bon”  vivifica mi alma, así como lo han hecho todos los demás cantos.

Por esto y por todo lo demás, quiero expresaros mi plena gratitud, y por cuánto valga, mi sincero ánimo en perseverar en esta valerosa labor que tal vez, y así lo esperamos, será la alegría y la salvación de algunos. ¡Gracias, gracias una vez más, por el trabajo que realizáis!