Archivo de gran valor en el que descubrimos la juventud de Lanza del Vasto y seguimos, de año en año, su itinerario intelectual y artístico. Una escritura concisa y fragmentaria, si bien poética y llena de frescura.
Toda su vida Lanza del Vasto fue anotando en unos cuadernos íntimos sus pensamientos de carácter filosófico, artístico y espiritual. Una parte de estos textos ha sido publicada, la mayor parte permanece todavía inédita.
Escritos en italiano y en francés, numerados de manera consecutiva, preludian y prolongan el gran proyecto filosófico expuesto en su tesis de 1928. Pero también contienen estampas, dibujos, rasgos de humor y recuerdos conmovedores...
Se aprecia igualmente cómo la escritura del autor, cursiva al principio, se transforma poco a poco en una caligrafía original, muy regular, confiriéndole a veces al conjunto un aire de grimorio medieval.
En edad avanzada, Lanza decide releer y reescribir los cuadernos de su juventud. Los publica en cuatro fascículos de títulos bien acuñados: Mocedades de un pensamiento (1970), Destellos de vida y puntas de verdad (1973), La conversión por imperativo lógico (1974), Nada que no sea todo (1975).
Estas páginas dan a conocer las experiencias determinantes y las intuiciones fulgurantes del joven durante sus estudios en Florencia y en Pisa, el perfecto dominio de un estilo límpido, levemente irónico. Aquí como en toda su obra, el escritor le confiere a su pensamiento una forma que hace sonar la idea como un instrumento musical.
Mas el septuagenario duda en retomar el conjunto de sus cuadernos pues representa miles de página, e interrumpe la serie que hubiese podido sumar muchos más fascículos.
Después de su muerte, los cuatro librillos quedarán reunidos en un solo volumen bajo el título Viático I, y extractos de los siguientes cuadernos serán publicados por Arnaud de Mareuil en un segundo volumen titulado Viático II.
A quien desee descubrir el Lanza más íntimo, genuino y personal, le recomendamos la lectura de los Viáticos. Conjugan de manera sorprendente la agudeza de su sensibilidad y la vivacidad de su inteligencia.