Una palabra contenida pero benevolente y serena. Una erudición sobria capaz de esclarecer los temas más diversos. Cuatro libros en los cuales Lanza, a través de intercambios profundos, aborda cuestiones a menudo poco tratadas en el resto de su obra.
Lanza del Vasto no gustaba mucho del parloteo ni de la conversación mundana. A menudo en silencio, podía parecer altivo, sin embargo era más bien su discreción signo de una forma de pudor, sino de humildad.
En algunas ocasiones sin embargo, Lanza entablaba con su interlocutor un diálogo intenso y profundo. Dando entonces lo mejor de sí, dejaba que su palabra fuese el sello de su pensamiento. Mediante frases densas, a la vez naturales y bien dispuestas, se expresaba con profusión y con facilidad.
Cierto es que en esos momentos era aquel a quien se interroga y quien ofrece respuestas. Era el sabio al que se escucha, no el individuo que emite sus opiniones. Pero bienaventurados aquellos con quienes entrara así en conversaciones sobre lo esencial....
No se guarda rastro de la mayoría de sus encuentros tal los que tuviera con Simone Weil, Maurice de Gandillac, Padre Pío, Marthe Robin y tantos otros. Pero cuatro de ellos han conformado un libro:
- El Diálogo de la amistad (1942), con Luc Dietrich, donde ambos amigos en gran complicidad critican su época, impronta de fealdad y brutalidad, y se lanzan a la búsqueda de una cultura que recupere el sentido de la belleza y del fervor.
- Los diálogos con Lanza del Vasto (1980), de René Doumerc, donde el autor aporta enfoques complementarios e interesantes sobre su pensamiento moral y filosófico.
- Ultimi dialoghi con Lanza del Vasto (1981), de Roberto Pagni, sin traducción al francés, es una buena síntesis de la enseñanza del autor tal y como la presentaba en sus conferencias y sus giras.
- Las facetas del cristal (1981), de Claude-Henri Rocquet, donde aparecen poemas inéditos y donde Lanza aborda con espontaneidad temas íntimos. Una conversación tanto más conmovedora que tuvo lugar antes de la muerte súbita del autor.
A estos cuatro libros, habría que añadir numerosas entrevistas concedidas a revistas, emisoras de radio, en Francia y otros países del mundo. Valdría la pena estudiarlas de más cerca.