El hombre secreto es ciertamente el opuesto al mentiroso: éste esconde sus defectos y sus fechorías, aquel lo mejor de sí.
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Loco quien confíe en él, y loco quien sospeche de él, y loco tres veces quien crea haber sondeado tu caracola donde está enrollada una persona.
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La peor de las mentiras: la verdad menos uno.
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Nadie jamás se ha convertido en mejor persona por que se haya dicho mal de él en su ausencia.
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¿Cómo puedes ver a aquel que se esconde detrás de tus propios ojos?
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El yo que dice yo no es el verdadero yo.
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El conocimiento de sí, a diferencia de todo otro conocimiento, tiene un poderoso efecto sobre el objeto conocido: el yo conocido se vuelve vivo.
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¿Sabes que te ignoras? ¿Sabes que todo lo que sabes depende del conocimiento de ti mismo?
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Sabes que eres: es la evidencia primera. Pero saber quién eres es un saber que todo saber ignora. ¿Cómo puedes ver a aquel que se esconde detrás de tus propios ojos?
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¡Eh, buenas gentes, no lo olvidéis: soy!