Muy ingenuo aquel que piense que el Evangelista es ingenuo.
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La filosofía suprema es la doctrina de la Conciliación de los opuestos.
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Grosero error pensar que la paz consiste en permanecer inmóvil; no hay paz sino en una continuada ascensión.
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La revolución verdadera, pacificadora y definitiva es aquella que cada hombre debe operar sobre sí mismo para acallar su propia violencia.
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Si hacéis de vuestra ciudad una máquina, seréis quienes vayan a servirle de carbón.
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Si quieres evitar la guerra, repara la paz.
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La guerra que estalla, es la guerra que se muestra; lo que llaman paz es la guerra que se esconde.
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Aquel que va predicando la paz para el mundo y no la lleva dentro de sí es un impostor, y el mundo no se deja engañar.
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Irritar al enemigo, asustarlo, someterlo serían fracasos por igual para el no-violento; él no quiere ganar la batalla sino la paz, haciendo que se funda el corazón del enemigo.
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En la guerra no es la paz que se desea: es la victoria, cosa muy distinta.