Homenaje a Chanterelle
Aquella que fuera la esposa de Lanza del Vasto no podría ser olvidada por nuestra Asociación en su esfuerzo por darle a conocer. Mujer excepcional que le apoyó poderosamente durante sus largos años de vida en común. ¡Se podría escribir un libro entero sobre ella! Quisiera, con gratitud, aunque sea brevemente honrar su memoria.
Simone Gébelin nació en Marsella en 1908 en el seno de una célebre familia de músicos. La tienda de pianos que regentara su padre tiene aún, en nuestros días, gran renombre. Con su madre, de origen judío, compartía Chanterelle una gran sensibilidad artística y espiritual. Siguió una formación musical completa, se especializó en el canto medieval: gregoriano, trovador y cantos populares, e inició una carrera brillante. Era alta, esbelta y vivaz, y ojos con halo nocturno.
En 1941, conoce a Lanza a través de Luc Dietrich. Se conserva el relato de su encuentro, de una frescura maravillosa. Aquel día, precisa la narradora, “asistieron juntos a misa y allí se deslizó entre ellos una sutil armonía”. Siendo lanza compositor, los dos seres vibraron al unísono, aunque castamente y a distancia. Por esa voz suya tan pura, él la nombró Chanterelle. Se ven cada vez más a menudo en Marsella y luego en París, donde Lanza, después de la guerra, comenta el Evangelio a un pequeño círculo de discípulos.
En 1948, por fin, le declara su amor: “os amo más que a mi soledad…” se celebran las bodas por San Juan, con una sencillez llena de nobleza. Aquel día nace el Arca, familia espiritual a la cual esta pareja de edad madura que no tendrá hijos, se consagrará en cuerpo y alma. La comunidad que se implantó sucesivamente en Tournier, Tourrettes-sur-Loup, Bollène, y finalmente la Borie-Noble, creció lentamente, no sin dificultad. Durante 27 años, Chanterelle será su atenta madre, iluminándola día tras día con su sonrisa.
A pesar de la fragilidad de su salud, desplegó una intensa actividad organizando las giras de conferencias del Servidor de paz, ocupándose de una abundante correspondencia, y cultivando las relaciones con los innumerables grupos de Amigos. Acompañó a Lanza por el mundo entero para cantar junto a él y a su amiga Clara Cortázar. En el seno de la comunidad, cultivó el amor por el canto modal y coral, un potente factor de unidad. Se compusieron cinco discos bajo su dirección, dos de los cuales recibieron el premio de la Academia Charles Cros.
Por muy admirativa que fuese de su marido, Chanterelle era plenamente ella misma, a la vez apasionada y rigurosa, culta y espontánea. Había entre ellos una entrañable ternura y total confianza. Eran católicos fervientes y compartían una profunda fe. Se cogían a menudo por el brazo, caminando juntos de un paso lento.
En 1965, Chanterelle ayunó diez días en Roma durante el Concilio Vaticano II, junto a 19 otras mujeres, para rogar a Dios que inspire a sus obispos decisiones evangélicas que el mundo espera, y para atraer la atención sobre el papel de las mujeres y de las madres en la Iglesia. La llamada final del concilio hará eco de esta petición: “y sobre todo, mujeres del universo, velad, os rogamos, sobre el futuro de nuestra especie…”
Abandonó este mundo el 12 noviembre de 1975 con gran sufrimiento sostenida por la plegaria de sus compañeros y compañeras. Reposa hoy junto a Lanza del vasto bajo los altos abetos de la Borie-Noble. Su epitafio escrito por él, dice así: “aquí el pájaro cantor ha hecho su último nido,/ después ha volado a lo alto, más alto que su ala…”
Pero la voz de Chanterelle permanece, así como la de Lanza y los coros del Arca que dirigieron juntos. Pueden escucharlos en este sitio web donde acaban de subirse a la red 50 grabaciones, en dos series:
- Cantos sagrados, gregoriano y canto modal
- Tesoros del canto francés y occitano.
¡Esta biblioteca sonora es un verdadero tesoro por descubrir sin moderación!
En la red igualmente, un diaporama que presenta recuerdos de esta gran alma.
¡Honrada sea y que permanezca su voz!
Daniel Vigne, presidente de l'association des Amis de Lanza del Vasto