Una visión que puede parecer pesimista pero que es una visión salutífera: el grito del velador que ve avecinarse el peligro. Un análisis lúcido de las mentiras y violencias de nuestra sociedad, atrapada en la carrera por el provecho y una llamada a salirse de esta trampa.
Uno de los clichés que los medios de comunicación han largamente asociado a la imagen de Lanza del Vasto es el del “anti-moderno” y adversario del Progreso. ¡Cuántas veces tuvo que enfrentarse a la cantinela: “pero es que no se puede volver atrás”! A lo cual respondía con calma: “Pienso más bien que no se podrá hacer de otro modo…”
El final de la ideología del progreso, desgraciadamente, le ha dado la razón. Los daños que nuestra civilización inflige a la naturaleza son hasta tal punto graves, que el grito de alarma que lanzara Lanza ya desde los años 50 resulta ser hoy profético. ¿Sabremos sacar de ello las lecciones que se imponen?
Urge retomar el control de una economía y de una tecno-ciencia que se han vuelto esclavizadoras y destructoras. Con decenas de años de adelanto, Lanza del Vasto vio venir la desgracia tanto más inquietante cuanto que la humanidad se la inflige a sí misma.
En este sentido fue, de manera irrefutable, un precursor de la ecología. Pero su análisis va más allá de la preocupación de proteger el medio ambiente: quiere comprender las causas, ir a la raíz de los problemas que nos plantean hoy la ciencia y la industria.
De ahí, un libro mayor, piedra angular de la obra: Las cuatro Plagas. En este tratado de filosofía política, Lanza del Vasto desmonta los mecanismos de nuestra sociedad: el gusto por el juego, la atracción por la ganancia, el gusto del poder… para buscar una salida al engranaje fatídico por el cual unos hombres pisotean a otros hombres.
Esta mirada crítica sobre la historia se encuentra también presente en el Hombre libre y los asnos salvajes, donde Lanza se interroga sobre el sentido de los acontecimientos de mayo 1968. Mencionemos también Para evitar el fin del mundo, compilación de conferencias que dio en Canadá en 1972 y que preconizan una reforma de la sociedad mediante un cambio profundo de las mentalidades.
El alcance socio-político del pensamiento del autor está pendiente de ser mejor puesto en valor. La tesis de Bernard Dupont, La obra política de Lanza del Vasto, representa una etapa de este trabajo al que conviene dar continuidad. Lejos de ser retrógradas, las ideas de Lanza en este campo contienen materia para alumbrar a la sociedad del mañana.