Un medio de lucha mas también, y antes que nada, un espacio de apaciguamiento interior. Un camino de liberación respecto de los reflejos “reptilianos” que nos coaccionan. Un proyecto de sociedad, el único por el que valga la pena morir – negándose a matar.
Gandhi solía hacer uso de dos palabras para aludir a la no-violencia, ahimsa: “no-agresión” y satyagraha: “fuerza de la verdad”. Vale decir que no debe ser entendida en un sentido negativo o pasivo: la no-violencia es una fuerza activa, y es como tal que Lanza quiso darla a conocer y promoverla.
Antes de ser una herramienta política o una estrategia de lucha, la no-violencia debe ser entendida como una palanca para la transformación interior. Lanza siempre insistió en la ligazón entre conversión y acción. Cabe ante todo hallar otras soluciones fuera de la violencia dentro de uno mismo y en su vida privada para poder experimentar su eficacia. Una vez validadas, pueden aplicarse a la vida pública y a los conflictos sociales.
Finalmente, la originalidad del pensamiento de Lanza del Vasto está en la idea de extender la no-violencia a todos los ámbitos que podrían serle extraños. ¿Qué es una economía no-violenta?, ¿una educación, una medicina, una espiritualidad no-violenta? Ya vemos, los campos de experimentación de la no-violencia son muy amplios. En nuestra sociedad roída por el espíritu de conflicto, la urgencia de estas preguntas y su actualidad son evidentes.
La palabra misma la encontramos en un solo título de los libros de Lanza del Vasto: Técnica de la No-violencia (donde muestra precisamente que es más que una técnica). Pero la idea está presente en toda su obra:
- en el pensamiento de Gandhi presentado en la Peregrinación a las fuentes
- en el relato de la nueva peregrinación junto a Vinôbâ
- en la reflexión social llevada a cabo en Las cuatro Plagas
- en las acciones en las cuales se involucró Lanza
- en la vocación de la misión del Arca…
Siempre y por doquier, la violencia es presentada como única solución frente a las injusticias. Pero esta respuesta milenaria muestra por todas partes su ineficacia, pues siempre la violencia llama a la violencia y hace crecer el mal en lugar de curarlo.
¿Y si fuese de hecho la no-violencia la sola solución a los problemas inter-personales e internacionales de cuyo influjo no logramos desembarazarnos? Ya sería hora en todo caso de intentarlo.